domingo, 29 de junio de 2008

El entierro o la catapulta


El entierro o la catapulta

Alejandro Vela tiene muy claro el panorama que le puede brindar Cruz Azul. Por un lado, el atacante sabe que llegar a una institución de jerarquía le puede dar prestigio, siempre y cuando haga un buen trabajo, pero de no ser así, su historia llegaría a convertirse en la de uno de tantos futbolistas frustrados que hay en México.


Pareciera que es de los que más tiempo tiene en el club. Se terminaron esos nervios que sintió cuando le confirmaron su traspaso a La Máquina. Convive, se ríe con sus compañeros, se nota que encajó bien en el grupo, pero tiene conciencia de que ahora vienen los retos más difíciles en su etapa como cementero.

“Llegar aquí implica que me vaya muy bien, que sea el despunte de mi carrera, que me vuelva un jugador de nivel internacional o también que me pierda si las cosas no salen como quiero, pero esos retos hay que tomarlos y tratar de vivirlos; es la única manera de saber si estamos en el camino correcto. Quiero consolidarme aquí”.

Vela tiene muy clara la complejidad de ser parte de un equipo como Cruz Azul. Sabe que aquí hay mucho más reflectores que en Jaguares, club con el que alcanzó cierta regularidad. Y que si no se consigue el título, las críticas no pararán.

“Ser refuerzo implica mayor responsabilidad. Hay que marcar diferencia, hacer algo más de lo que los compañeros que ya están han conseguido, pues ellos ya se ganaron su lugar con lo que hicieron el torneo pasado. Para mí es importante saber que estoy otra vez en un equipo de los denominados grandes, que tendré mucha proyección”.

Nada de ‘hermano incómodo’

Alejandro fue el primero de los Vela que llegó a la Primera División. Es más, él recomendó a Carlos en Chivas. Sin embargo, el título mundial de la selección Sub 17 hizo que la carrera del más chico despegara a niveles muy altos. Desde aquellos días, sus trayectorias, pese a las diferencias, comenzaron a compararse.

“Estoy acostumbrado. Cuando él estaba abajo, le daba consejos, lo cuidaba y apoyaba en todo. Después, el campeonato Sub 17 le facilitó poder madurar como futbolista. A mí me da mucho gusto y no tengo molestia o resentimiento que nos comparen y esas cosas”.

“Somos hermanos y cada uno tiene características diferentes; ojalá él pueda hacer una gran carrera en Europa y yo pueda consolidarme aquí y después buscar objetivos, como estar en la selección juntos y después jugar allá en el extranjero”.

Al escucharlo hablar se percibe que esa confianza que dice tener en su talento, no son sólo palabras, que los sacrificios de su trayectoria le han servido para madurar y para que el resto del futbol mexicano lo vea como un jugador de calidad.

“En mi carrera todo fue de manera lenta, pero a paso firme. Vine en un nivel futbolístico bueno, el cual tomé en Chiapas, eso me hace tener confianza en mí mismo. Además, hay un equipo muy bueno, que sabe lo que quiere, creo que todo va a marchar bien en lo individual y lo colectivo”.

Alejandro trabaja al parejo de sus compañeros. Por ahora los reflectores están sobre él, por la incertidumbre que hay sobre lo que pueda hacer. Él no siente presión, se ve relajado, sólo pensando, dice, en el día en que le toque debutar con la azul.

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